Debo admitir que ésta no fue una pregunta que haya surgido en mi de forma natural, de hecho quienes estén leyendo ésto en su gran mayoría no lo han efectuado, pero de manera muy sencilla y sin necesidad de acudir a lenguajes "llamativos" espero compartirles la respuesta que di a una cuestión o tarea para ser honesto, que una profesora me puso en una materia poco reconocida dentro de mi Universidad.
Pues bien, cuando trato de recordar mi primera experiencia con la
Naturaleza, mi mente siempre me lleva tiempo atrás (unos 5 o 7 años tendría)
junto con mi padre, él siempre me llevaba a trotar, vivíamos en Buga, y en esa
ciudad hay un lugar que se llama el “derrumbado”, su nombre es ese, debido a
una batalla que formaría un camino para subir montañas. Curioso no que una batalla terminara siendo uno de los centros deportivos a los cuales acuden los bugueños en su mayoría.
Mi padre en aquella época me llevaba todos los fines de semana y cuando me cansaba me subía
a sus hombros y me llevaba a “tun tun”
como se le dice vulgarmente, en sus hombros podría apreciar el cielo, respirar
el aire fresco, podía ver las aves y mariposas que volaban, claro que podía
observar todas estas cosas, ya que, no tenía que preocuparme de caminar, ni de
pensar a donde iba a llegar, quizás la preocupación de caer o de no correr lo suficientemente rápido era un estorbo para apreciar todas éstas cosas.
Siempre que subíamos la montaña, bajamos al río, allí conocí
la arena y uno que otro pez raro, tanto así, que fue la primera vez que veía un
cangrejo y uno que siempre pensaba gracias a la película de la sirenita, que
los cangrejos solo estaban en el mar, entendí que los animales siempre están
ahí, lo que pasa es que falta tiempo para detenerse y detallar lo que nos
rodea.
Luego miraba filas interminables de hormigas llevando hojas,
le preguntaba a mi papa ¿Por qué lo hacían?, me explicaba de su organización y
de porque cargaban esas “cositas verdes” como les decía de pequeño.
Cuando recorríamos la montaña, encontrábamos arboles de
guayaba, de mandarina, de naranja, y siempre que bajábamos teníamos bolsas llenas
de fruta. Me di cuenta que en este lugar había aprendido demasiadas cosas,
reír, llorar, caminar, correr, saltar, observar, nadar y lo más importante el
trabajo en equipo, ya que de pequeño siempre me quedaba cansado y mi padre me
ayudaba, cosa que cambió cuando crecí, era yo quien debía ayudarle a subir.
Los que se hayan tomado el tiempo de leer, les agradezco, mi objetivo al compartirlo fue en primera medida para que ustedes recordaran su primera experiencia con la Naturaleza (Y claro que si, les permito sonreír ), pero creo que en aras de un mejor mundo, terminaré como empecé, con una pregunta: ¿Cual será tu última experiencia con la Naturaleza?.
Rodrigo Domínguez - rodrigodominguezq@gmail.com - @rodrijdominguez
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